“Esencialmente humano”
‘Más
vida puede escurrirse a través del pensamiento de un hombre que a través de una
herida abierta’.
Thomas Hardy
Cuando la felicidad parece
un imposible y el éxito es el único desafío, la vida pasa, los caminos se
acortan y el tiempo se agota. Corre el hombre desesperado tras un sin fin de
emociones nuevas que no entiende, que afloran en su piel provocando sensaciones
que desconoce y tiembla…de miedo, no sabe qué le pasa, no sabe escucharse, se
desconoce, tiene miedo…de morir. Y ligeramente asustado, piensa que todas esas
sensaciones lo lleva a la eternidad, al más allá, que desconoce y lo asusta aun
mas…siente morir. La realidad, que no sabe lo que siente es tan grande la
desconexión que tiene con su mundo interno que ese momento indeseable que pasa
por su vida y dura casi diez minutos marcan un antes y un después en su
existencia, un antes y un después frente al desafió de ser exitoso, de la
búsqueda intensiva de la felicidad. Todo se reduce a la existencia pura; la
duda y luego la angustia inminente por no saber encontrarse, por no saber
escucharse, por no saberse vivo, por tener miedo a vivir…y llora, llora como un
niño, llora acongojado, siente que todo está perdido que llego el fin, necesita
unos brazos que lo acunen, unos labios que lo besen, una mirada que lo calme,
necesita sentirse contenido en otros ojos. Va pasando el tiempo, el sudor pasa
y el corazón se calma, la sensación a dejado el cuerpo abatido, el dolor a
grabado a fuego el momento en la memoria, y paso, pero quedo el miedo, el
pensamiento fugaz de que puede volver a pasar, de que puede perder el control,
entonces piensa como acomodarse, para no estar tan lejos, ni tan cerca de sus
seres queridos, y se angustia, porque se siente preso de si mismo, de sus
emociones, de su miedos, y entonces
lucha, decide luchar, pero aun no entiende que le pasa, sabe que quedo lejos el
éxito y la felicidad fabricada por la sociedad de consumo y se vuelve a
preguntarse y no saber. No sabe explicar por qué le pasa, que le pasa.
Los hombres recorren el
mundo, deciden transitar caminos inesperados, acumulan conocimientos, viven el
placer, se llenan de brillos e
ideologías que los hacen estar alertas, cansados, en la búsqueda (de nada),
dicen estar activos, insertos al sistema que los convoca y se sienten sumamente
atraídos por las luces de la noche y el ruido de otros hombres y es ahí donde
van perdiendo el oído, no pueden ya escucharse, saber cuál es el mensaje de su
interior, no entienden las señalas, los anuncios. Se despersonalizan. Lo que no entienden es que cuando sienten
son esencialmente humanos, de la
“punta de los pies a la cabeza” y eso es lo que los asustas, les da miedo, los
paraliza, saber que están vivos y que pueden sentir que late fuerte el corazón,
que pueden temblar las piernas, que te suda la piel y que podes llorar como
reír.
Necesitamos no genios, sino
sabios, para que la vida tenga sentido, para que los sueños nos iluminen los
días, para que la pasión nos toque la piel, para que el amor nos haga vibrar,
para aprender a regular nuestras emociones y ser libres.
Les propongo no correr por
la vida para poder disfrutar el camino, para que las cosas que deseamos nos alcancen, para que
no nos asustemos de nosotros mismos, por que el tiempo se acaba y la vida se
marchita siendo un simple esclavo de una sociedad que inventaron algunos que
también intentan entender como se hace para ser feliz.
Ps. Griselda
Santarelli
12 de abril de 2010